¡Olvídate de mi!
Contrariamente a lo que su título en español nos puede hacer pensar, ésta película es en realidad un antítesis de las comedias románticas. Aquí sí vemos por fin como funciona el amor, tan maravilloso como complicado y tan inesperado como cruel.
Joel (Jim Carrey) es un hombre tímido y monótono que acaba de romper con su novia Clementine (Kate Winsley), que es alocada e impulsiva. De repente, descubre que ella ha recurrido a un proceso de eliminación de todos sus recuerdos con él, para borrarlo de su mente. Joel, aún perdidamente enamorado y desesperado, decide recurrir al mismo proceso.
¿Qué pasaría si puedieramos borrar todos los recuerdos de aquellos a los que quisiéramos olvidar? ¿Qué haríamos si el amor de nuestra vida nos borrara? Una conmovedora reflexión sobre los límites entre estar enamorado y depender emocionalmente de una persona.
El film, nos habla de las diferencias que puede haber entre dos personas y del dolor y la impotencia que pueden provocarnos; a la vez que tenemos un deseo de que todo funcione. Además, hace referencia a las distintas fases que hay en una relación y al sufrimiento que puede provocar una ruptura.
Magnífica trama que nos va dando pistas muy ambiguas de lo que está sucediendo y nos mantiene la intriga en todo momento. Su puesta en escena es espectacular: Sus tomas e imágenes reflejan a la perfección el proceso de eliminación de los recuerdos. Los detalles en ésta película están tan cuidados, que si la vés por segunda vez seguro que captarás cosas nuevas. Su guión es totalmente original, tanto en su idea como en su manera de ir avanzando en la historia. Jim Carrey parece tan enamorado, tan melancólico y tan real, que respiras en la piel de su personaje. Kate Winsley, por su parte, y el resto de los personajes forman un buen reparto que va en consonancia con el protagonista.
En definitiva un hermoso film sobre el amor y de la lucha interna entre querer olvidar a una persona y no querer perder los recuerdos con ella.
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